¡Oh, Jesús Misericordioso!. Tu
Bondad es infinita y los tesoros de Tu Gracia son inagotables. Me
abandono a Tu Misericordia que sobrepuja todas Tus obras. Me consagro
enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de Tu Gracia y de Tu amor
que brotaron de Tu Corazón traspasado en la Cruz.
Quiero dar a conocer Tu Misericordia, por medio de las obras de
misericordia corporales y espirituales, especialmente con los
pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos.
Más, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo
temo
de mi debilidad y todo lo espero de Tu Misericordia.
Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu
Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella pueda
ensalzarla por toda la Eternidad.
Amén.