Fiesta de la Divina Misericordia
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Fiesta instituída por el Papa Juan Pablo II quien, al canonizar a Santa Faustina el 30 de Abril del 2000, declaró el segundo domingo de Pascua (domingo posterior al de Resurrección) como el “Domingo de la Misericordia Divina”:
En
su
homilía, el Papa pronunció las siguientes
palabras:
“Así pues, es importante que acojamos
íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en
este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la
Iglesia se designará con el nombre de "Domingo de la Divina
Misericordia".
Con la institución de esta Fiesta, el Papa concluyó la
tarea asignada por Nuestro Señor Jesús a Santa Faustina
en Polonia, 69 años atrás, cuando en Febrero de 1931 le
dijo: “Deseo que haya una Fiesta de la
Misericordia”.
Tal y como Jesús lo deseaba, esta Fiesta es enaltecida con la
indulgencia plenaria:
“El alma que acuda a la Confesión y que reciba
la Santa Comunión, obtendrá el perdón total
de las culpas y de las penas. Que
ningún alma tema acercarse" (Diario 699).
“El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa
alma en toda su plenitud” (Diario, 1448)
La Fiesta de la Divina Misericordia ocupa el primer lugar entre todos
los elementos de la devoción a la Divina Misericordia pedida por
Nuestro Señor a través de Santa Faustina. La voluntad del
Señor respecto al establecimiento de esta Fiesta fue
manifestada desde Sus primeras revelaciones a la Santa. En total,
fueron catorce las revelaciones sobre esta Fiesta.
Esta Fiesta marcó la muerte del Papa Juan Pablo II. Nuestro Señor quiso darle gran importancia a esta Fiesta, destacándola con la partida del Papa a la vida eterna, por ser un gran promotor y difusor de la Misericordia, tanto con su enseñanza como con su vida, ya que el mismo afirmaba que “la Misericordia es la única esperanza para el mundo”, tal y como Jesús lo manifestó. Juan Pablo II había preparado un mensaje para que fuera leído con motivo de la oración mariana del «Regina Caeli» en ese Domingo de la Misericordia. El mensaje póstumo, fué leído tras la Misa en sufragio del Santo Padre en la plaza de San Pedro del Vaticano.
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer
llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es
Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más
grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a
Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que
Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina,
se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y
que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a
través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque
la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil"
(Diario, 742).
Con el fin de celebrar apropiadamente esta Fiesta, se recomienda rezar La Coronilla y La Novena a la Divina Misericordia (iniciando la Novena el Viernes Santo); confesarse -para lo cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
Toda la vida terrena del Siervo de
Dios Karol Wojtyla se ha desarrollado en la entrega a la Divina
Misericordia y se ha concluído en la vigília de la Fiesta
de este misterio, que él mismo había instituído.
Gracias a su beatificación,
que llevó a cabo su sucesor el Papa Benedicto
XVI, el 1o de Mayo 2011, día de la Fiesta de la
Misericordia, resplandeció de nuevo, de modo poderoso, la
bondad de Dios hacia los hombres
y continuará resplandeciendo, aún más, con la canonización de
Juan Pablo II, tambien en la Fiesta de la Divina Misericordia, el 27 de Abril del año 2014, fecha elegida por el Papa Francisco.